El control del embarazo es fundamental para garantizar la salud de la madre y el correcto desarrollo del bebé. Consiste en una serie de revisiones médicas periódicas que permiten detectar y prevenir posibles complicaciones a lo largo de la gestación. Desde la primera visita —idealmente entre la semana 6 y 9— se realiza una historia clínica completa, ecografías, análisis de sangre y orina, y se establecen pautas de alimentación, suplementos como ácido fólico y yodo, y hábitos saludables.

Durante el embarazo, se controla el crecimiento fetal, el estado de la placenta, el líquido amniótico y los signos vitales maternos (como la tensión arterial y el peso).